miércoles, 16 de diciembre de 2009

naranja mecánica

En teorías psicosociológicas, asignatura de la licenciatura de Sociología, comentamos por encima la película de la Naranja mecánica, de Stanley Kubrick, en lo referido al tema del condicionamiento clásico. Al estar perdida en la explicación, pues no habia tenido la oportunidad de verla, hoy, empiece del puente, me he dispuesto a verla.

El argumento trata de un adolescente que, bajo unas características contextuales muy concretas (familia, amistades, lugar de residencia, etc) tiene configurada en su manera de vivir unas pautas violentas que perjudican seriamente al entorno que le rodea. Su satisfacción, por decirlo de alguna manera, consiste y equivale a la destrucción del prójimo. Su peculiaridad a la hora de realizar sus ejecuciones consistía en gozar con las violaciones y asesinatos mientras oía la novena sinfonía de Beethoven. En lo que respecta al apunte que se hizo en clase la semana pasada en dicha asignatura, al personaje que describe el maestro Kubrick, tras ser detenido por unos policias y pasar por la cárcel, un equipo de psicólogos le someten a unas pruebas con el objetivo de convertir "lo malo en bueno", como en algún momento de la película lo denominan. Para ello, igual que para el perro de Pavlov y la campanilla, relacionan su canción preferida, la novena sinfonía, con imágenes de sexo, campos de concentración, a lo largo de sesiones que llegan a durar horas. El resultado, como era previsto, fue hacerle temblar de terror tras proyectar este estilo de imágenes, hasta el punto de no tener ningún control sobre su cuerpo y hacerle vomitar del espanto. Por lo tanto, sus actos vandálicos estarían mermados por sus propias nauseas y el simple hecho de escuchar a Beethoven consistía en una auténtica locura.

Ahora bien: después del martirio que suponen dichos experimentos y las consecuencias psicológicas que de ello proceden, ¿es posible hacer de lo "malo algo bueno a través de estos procedimientos"? O, simplemente, ¿es posible hacer de algo malo algo bueno? Las psicopatías probablemente sean consecuencia de carencias o desequilibrios sociales y no será suficiente tratar de minarlas mediante la "normalización" individual si nos arriesgamos a afirmar que la sociedad en su conjunto es afín a esas conductas malhechoras y que, quizá, sea ésta quien sufra en su conjunto neurósis colectiva. La educación social, desde punto de vista, antecede a la enseñanza individual, pues la segunda probablemente vaya a contracorriente de la primera.

Publicado por Laura Izquierdo

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