sábado, 17 de octubre de 2009

Aprender de los errores

En el contexto de la guerra que los Estados Unidos libran en Afghanistan, la prensa internacional está pendiente de la resolución a la propuesta que el General McChrystal ha hecho a Obama de mandar 40.000 soldados al conflicto. La presencia militar de los Estados Unidos en Afghanistan y su conflicto abierto con Irak han abierto una brecha moral en la administración que está produciendo muchas críticas al Presidente y sus principales apoyos. La revista Newsweek publica esta semana un artículo con el vice presidente de Obama, Joe Biden, en la que se mostraba escéptico y aseguraba tener reservas sobre un crecimiento en el conflicto con Afghanistan. Como respuesta a la postura de Biden, Arianna Huffington, co-fundadora y editora en jefe del portal de noticias Huffington Post publica hoy los motivos por los que cree que Biden debería dimitir de su puesto.

A la espera de la respuesta del Presidente a la petición de más cobertura militar en Afghanistan, si se diese, Huffington cree que esto debería suponer un conflicto moral a Biden, motivo suficiente como para dejar su cargo. Los críticos de Huffington (entre ellos el comentarista político Ben Stein) creen que no se trata de un conflicto de tanta envergadura y que la labor de Biden es principalmente la de cubrir las espaldas y apoyar al presidente en sus decisiones, ya que él es "el jefe" (Ben Stein critica la posición de Huffington en una entrevista con Larry King).La propuesta de Huffington me ha recordado a la cita que se hacía en clase de Nietzsche, que aconsejaba aprender de los defectos y por ende, de los errores; ella sugiere a Biden que no espere a escribir unas memorias en las que cuente su frustración y su mala conciencia a la hora de tomar una decisión como la de incrementar un conflicto de tal magnitúd sino que actúe ahora y promueva una posición abierta de contraposición a la guerra. La pérdida de vidas tanto como de soldados como de civiles, la excesivo desgaste económico y la decadencia política han sido consecuencias de proyectos bélicos de los que luego, sus autores se han arrepentido y se han preguntado "en qué estábamos pensando?", como son los ejemplos de Irak y Vietnam; dos casos de los que la opinión pública no tiene ningún buen recuerdo y de los cuáles todavía abundan secuelas de tipo socio-económico y político.Con el conflicto Afgano lejos de llegar a su fin, el gobierno estadounidense parece estar en una encrucijada en la que ha de decidir si hacer lo malo o lo peor, sin aparentes rutas alternativas. Newsweek retrata a Biden como un hombre de opiniones muy cuestionadaes en Washington, que aporta a Obama un anatagonismo amigo en su propia casa y del cual se siente beneficiado. Pero no hemos de confundir las dudas de Biden respecto a un aumento en la financiación de Afghanistan con una postura antibelicista que promueve el fin del conflicto, de hecho su postura real es hacia una redirección bélica hacia un enemigo más concreto, los Talibanes en Pakistán; una misma guerra en un lugar diferente.Quiero resaltar el valor de el artículo de Huffington, que cuestiona y denuncia el uso inconsecuente de la moral de aquellos que conducen conflictos militares con efectos globales, aún no siendo "el jefe". La denuncia, aún siendo acusada de radical, puede surtir sel efecto deseado de influir a los políticos y hacerles cuestionar sus decisiones desde la opinión pública; sobre todo si éstos dirigen conflictos militares con efectos a nivel global.

Publicado por Patrick J.

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