martes, 6 de octubre de 2009

Una clase diferente


"Bienvenidos a la clase de Sistema Económico Mundial, una clase en la que aprenderemos desde la experiencia personal y construiremos poco a poco la ciencia social que nos inquieta". Con estas palabras el profesor Carballo rompía por completo las expectativas de clase aburrida y poco participativa que el nombre de la asignatura me inspiraba, sinedo una grata sorpresa encontrarme el primer día de clase en un grupo de debate con mis compañeros cuyo tema de conversación eran las necesidades de los estudiantes en el contexto de la universidad de Ciencia Política y Sociología. Son estas experiencias las que te animan a ir a clase un día más, las que realmente te hacen plantearte si el sistema de clase magistral de toda la vida con un profesor hablando encima de una tarima y unos alumnos escuchando resultan fructíferos para el pensamiento académico. ¡Qué bien si de vez en cuando nos paráramos a discurrir sobre aquellos problemas que nos atañen!, y es que con el paso del tiempo me doy cuenta que a veces la conversación más inesperada, debatiendo por ejemplo en la cafetería con una cerveza en la mano, son luego de las que más aprendemos.

Recuerdo el primer día que entré en la facultad, hacía frío, las paredes estaban pinturreadas, la gente fumaba, bebía y jugaba a la pelota, y yo me preguntaba ¿es así como vamos a cambiar el mundo los jóvenes? Ahora, en cuarto curso, me doy cuenta de que eso son vanalidades, no es lo que realmente importa, lo importante son los problemas que se cuecen dentro de las aulas: el respeto a los compañeros, la puntualidad de los profesores, el interés y la motivación que cultivan ambos, la capacidad de síntesis que se adquiere leyendo textos, cómo los analizamos, si captamos el contenido de la asignatura, en definitiva, si comprendemos el mundo en el que vivimos. Muchos docentes se contentan con cobrar el sueldo a fin de mes sin importarle todos estos aspectos, especialmente si trabajan en la universidad ya que es muy difícil que reciban la carta de despido. Otros, los menos, apuestan porque los alumnos vivamos aquello que estudiamos para llegar a comprenderlo, pero resulta mucho más fácil decirlo que hacerlo.

Después de un largo y contundente debate en mi primera clase de Sistema Económico Mundial pusimos en común todas las ideas, los aspectos positivos, los negativos y cómo podríamos mejorarlos. Aunque yo intenté quedarme con las ideas principales, estoy convencida de que alguna se me escapó, pero ahí van las que más me llamaron la atención:

En cuanto a los aspectos positivos de ir a la universidad coincidimos en el ambiente lúdico, la independencia, el enriquecimiento personal y cultural, la cantidad de gente que conoces, los conocimientos adquiridos, y las nuevas responsabilidades.

Como aspectos negativos cabe destacar entre otros la ignorancia o pasividad política, permisividad en general, el bandalismo, la no convivencia entre los alumnos, la competencia entre alumnos, la burocratización y el deterioro de las instalaciones. Claramente en la puesta en común los aspectos negativos superaron con creces a los positivos.

Y respecto a las posibles actuaciones de mejora se plantearon cuestiones como mejorar la calidad y servicio de la cafetería, combatir la falta de entusiasmo con participación activa, una mayor flexibilidad de horarios, mejorar las instalaciones, auditar a los profesores, virtualizar las asignaturas para un mejor seguimiento, respetar los espacios públicos, tener una temperatura ambiente media que no sea de extremo frío o calor, mejorar el servicio de reprografía y adecuar los horarios de secretaría con las clases de los estudiantes.

Este sería a groso modo un compendio de todas las ideas que se dieron al final de la clase, ¿alguna aportación más?

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